Saturday, October 28, 2006

Alcances y percances del proceso primario; más allá de la diferencia.

Por Ventrúa Lateral.

Los ribetes imponen normativizacion en cuanto a la movilidad catexial de la libido. En este ins-tante de ins-tancias circun-tanciales, la transicion del deseo estará mediada por la multiplicidad en la infinitud. Multiplicidad que guardando los ribetes de esta infinitud la ioniza a la laxidad de la fineza. He alli la funcion mitica-mistica-mistificadora de todo proceso primario que tienda a hacer del sueño una simbolizacion tangecial a la dinamica-estructural (cuya oposicion es meramente figurativa).

Veamos el caso clinico de la perversion. Podemos decir que Lacan nos dijo «el inconsciente esta estructurado al modo de un lenguaje», pero sin embargo no nos lo dijo, porque si lo dijo lo dijo en frances. Podriamos identificar alli la funcion de desconocimiento del cuerpo latinoamericano, y su arrojo (o caida, fuera de la dignitas); arrojo que arrojando arroga la arrogancia del aroma arsenico. Ahora bien, Si Lacan limita allí nuestra posibilidad de salvaguardar la posmodernidad latinoamericana de su historización habría que decir que Lacan no nos dijo «yo soy bakan»; sin embargo, Lacan tampoco nos dice «yo soy el tipo que sale en esta foto»:



Se ve claramente, que entonces la lacanizacion de la posmodernidad no la hace más bakan. Ni siquiera la triangulizacion que Lacan establece en el nudo borromeo de lo real, lo simbolico y lo imaginario, le puede dar el derecho a usar triquini a este hombre.

Entonces, nuestra tarea se abocara a desligitimar a Lacan en tanto encubre, descubriendo, sus partes intimas. Su estructura perversa le impediria aprehender la correccion libidinal que la situacion del huacho, de la pampa, de la soledad laberintica, le imponen al hombre en la carne barbaresca de la libidinizacion.

Comprenderemos desde ya, el proceso primario como el que ocurre primero una vez llegado el momento de concluir. Los significantes de latinoamerica correrian entre la tierra unos detras de otros. Dicho analisis de complejitud ineluctable debe ser abordado en una obra completa cuya omnitud la presente flojero nos impide. Mas, expondremos un ejemplo: La figura del Che como heroe mitico, rebelacion y reencarnacion del padre en su nombre de tres letras, insaura un orden de correccion significante que escapa a la punicion/apeticion que pudiera haber ejercido el nombre de "los otros padres" de la patria, del dinero, del mote con huesillo o del pescado frito. El simbolo onirico de la figura colectiva (digamos colectibizable) debera correr entonces de lugar, y alcanzar la zona libre de represion en la que su representacion fascinatoria no engendrara al mounstro jocoso. Bastara revisar la siguiente corrida del significante en su primacia:

El che guevara, el de las poleras y de los cds, de los stencil, el de la esquina de la fotocopiadora de sociales: el Che.



Pero la figura del Che guarda en si la simbolizacion de esos "Fragmentos de muerte" que ya observamos en estos seminarios. Por lo tanto, el che que es hombre, como socrates que muere (no revisaremos el problema de la homosexualidad de socrates y sus consecuencias para el che). Entonces, si el che es hombre habra muchos Che´s.

Muchos Che´s, que podrian pedir que ese Che, el unico, el original objeto alfa, «este aqui». Que este aqui por ejemplo, en Chile, que sea parte de chile como la negra ester. O sea Che, que como la negra Ester, «este aqui»:



Una clara explicación de este sueño colectivo.
Pero, si se añora el Che bajo una representacion alucnatoria como los Chester de queso, dicha representacion ligada al principio del placer nos lleva a su avatar en el principio de realidad. Creemos entonces que no bastara un Che, queremos muchos Che´s nuevamente, nuestra libido grita «che, che, che»; pero el che es insoportable, atenta contra nuestras consideraciones eticas y esteticas por lo tanto, represion, una mera modificacion de las vocales basta para calmar a las fuerzas de represoras del yo; no podemos más decir: «Che, no tu el que revolucionas, sino tu el que bailas cha, cha, cha»:











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